Dicen que los refranes populares contienen la sabiduría heredada de nuestros ancestros. Son fáciles de recordar y sintetizan en pocas palabras y con exactitud situaciones de la vida diaria. Algunos, además, contienen una chispa de humor, lo cual los hace mas elocuentes.
Si aprendemos a observar y a escuchar, vamos a comprender cuánta riqueza nos regala la madre Naturaleza en cada amanecer. Primero, debemos estar despiertos antes de que salga el Sol. Es una manera de decirle al nuevo día que estamos prestos a recibir sus bonos. Gradualmente la oscuridad va cediendo a la luz y lo mismo sucede en nuestro interior, nos hacemos concientes de que algunos aspectos que antes ignorábamos. La luz vence a la oscuridad.
Sincrónicamente, hay una fiesta; las aves cantan, comienza la danza con su alegre movimiento y colorido; las flores se abren, liberando su aroma, mientras el rocío que humedece nuestras plantas revienta de júbilo cuando sale el Rey. ¡Es una verdadera celebración!.
Infortunadamente, con demasiada frecuencia nos vence la pereza. Desde el mismo modo y con lentitud, el acelere del mundo moderno y el desarrollo tecnológico van alterando nuestro ritmo circadiano. Cada vez mas percibimos como se deteriora nuestra memoria, la capacidad de concentrarnos, el sueño y la conciencia.
El ritmo es un elemento fundamental en nuestras vidas; contiene la pausa y el movimiento para aportarle orden, sentido y dirección a lo que hacemos. Muchas de nuestras enfermedades tienen su origen en la calidad del descanso; dormir bien es primordial. Pero debemos tener presente que para lograrlo hay que tomar atenta nota de lo que hacemos durante el día, actuar correctamente de principio a fin.
Simple en teoría, pero en la práctica requiere de un pequeño esfuerzo a cada instante. Así evitamos que la vida se nos salga de las manos. Pudiera parecer una disciplina estricta y monótona, y sin embargo es todo lo contrario: nos garantiza fluir por el rió de la vida, libre, divertida y naturalmente.
Todo extremo es vicioso y cada regla tiene su excepción. Hay otro refrán que reza: “No por mucho madrugar, amanece más temprano” Junto a éste, se me vienen a la cabeza otros que bien vale la pena recordar:”al que a buen árbol se arrima, buena sombra lo cobija”. “Mal de muchos, consuelo de tontos”; Camarón que se duerme, se lo lleva la corriente”; “Quien escucha, su mal oye”; “La constancia vence, lo que la dicha no alcanza”.
Vicente Ramirez Gonzalez
www.medicinacuerpomente.com
Si aprendemos a observar y a escuchar, vamos a comprender cuánta riqueza nos regala la madre Naturaleza en cada amanecer. Primero, debemos estar despiertos antes de que salga el Sol. Es una manera de decirle al nuevo día que estamos prestos a recibir sus bonos. Gradualmente la oscuridad va cediendo a la luz y lo mismo sucede en nuestro interior, nos hacemos concientes de que algunos aspectos que antes ignorábamos. La luz vence a la oscuridad.
Sincrónicamente, hay una fiesta; las aves cantan, comienza la danza con su alegre movimiento y colorido; las flores se abren, liberando su aroma, mientras el rocío que humedece nuestras plantas revienta de júbilo cuando sale el Rey. ¡Es una verdadera celebración!.
Infortunadamente, con demasiada frecuencia nos vence la pereza. Desde el mismo modo y con lentitud, el acelere del mundo moderno y el desarrollo tecnológico van alterando nuestro ritmo circadiano. Cada vez mas percibimos como se deteriora nuestra memoria, la capacidad de concentrarnos, el sueño y la conciencia.
El ritmo es un elemento fundamental en nuestras vidas; contiene la pausa y el movimiento para aportarle orden, sentido y dirección a lo que hacemos. Muchas de nuestras enfermedades tienen su origen en la calidad del descanso; dormir bien es primordial. Pero debemos tener presente que para lograrlo hay que tomar atenta nota de lo que hacemos durante el día, actuar correctamente de principio a fin.
Simple en teoría, pero en la práctica requiere de un pequeño esfuerzo a cada instante. Así evitamos que la vida se nos salga de las manos. Pudiera parecer una disciplina estricta y monótona, y sin embargo es todo lo contrario: nos garantiza fluir por el rió de la vida, libre, divertida y naturalmente.
Todo extremo es vicioso y cada regla tiene su excepción. Hay otro refrán que reza: “No por mucho madrugar, amanece más temprano” Junto a éste, se me vienen a la cabeza otros que bien vale la pena recordar:”al que a buen árbol se arrima, buena sombra lo cobija”. “Mal de muchos, consuelo de tontos”; Camarón que se duerme, se lo lleva la corriente”; “Quien escucha, su mal oye”; “La constancia vence, lo que la dicha no alcanza”.
Vicente Ramirez Gonzalez
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