INGREDIENTES.
La mitad del recipiente con autoestima.
Dos tazas de respeto.
Dos cucharadas grandes de comprensión.
Una pizca de humor.
Un tris de buenos recuerdos.
Una dosis grande de buenos recuerdos.
Una dosis grande de silencio.
Dos cucharaditas de creatividad.
Unas gotas de optimismo.
Espiritualidad al gusto.
PREPARACIÓN
Se toma la autoestima y se le revuelve poco a poco el respeto por los demás y la comprensión. Mientras revuelve, mézclele el humor para que vaya tomando gusto. Cuando la mezcla esté pareja, eche los buenos recuerdos, pero tenga cuidado que no se le vayan algunos malos porque se vinagra la receta.
Agréguele mucho silencio y sepa esperar y escuchar para que vaya adquiriendo experiencia y consistencia. Por último le espolvorea la creatividad para que la fórmula sea solo suya y le combina optimismo para que sepa mucho mejor. Algunos le ponen espiritualidad y con eso le dan un sabor muy especial que cautiva a muchos.
Se recomienda tomar este alimento especialmente en las mañanas, inmediatamente después de levantarse, para que tenga fuerzas y ánimos para el resto de la jornada. Y hágalo diariamente.
Samuel Arango M.
