El pensamiento tiene el valor de una semilla. Igual que la parábola del señor, debemos escoger bien las semillas. De esta manera nos aseguraremos que nuestros pensamientos sean elevados.
El poder de un pensamiento es tenaz, una semilla puede crecer tan grande como un roble o expandirse ampliamente como el cultivo del maíz. La semilla crece mejor en terreno abonado, de lo contrario, podemos correr el riesgo de estropearla y no tener los frutos deseados. Así como el agua irriga la raíz, hazlo tú con emociones armoniosas que refresquen los buenos propósitos de los pensamientos.
Del mismo modo que un jardinero deposita con fe y esperanza la semilla en medio del surco de la tierra para que germine, nosotros debemos conservar el corazón puro y una mente sana, pues esta es el lugar ideal para cultivar las buenas acciones. Un pensamiento positivo u uno negativo contiene la fuerza que marca la diferencia entre el triunfo o el fracaso. Si quieres obtener frutos dulces o amargos, fíjate bien que tipo de pensamientos rondan tu cabeza. ¡Es increíble el poder contenido en un solo pensamiento; con ellos podemos transformar el universo¡ Los pensamientos son poderosos, atraen armonía, paz y bienestar a nuestras vidas.
Este es un descubrimiento maravilloso y por consiguiente desde la niñez debes instruir sobre la fuerza que reside en la mente. La serenidad es necesaria para tomar sabias decisiones. Los pensamientos ordenados y bien dirigidos conducen al éxito y a la felicidad.
Cuando llevas a cabo una actividad, permanece atento(a) a tus pensamientos, Evita que se dispersen, concéntrate, domina la mente con la templanza de la voluntad. Cuando sufras tropiezos, accidentes o fracasos, revisa: ¿Qué estabas pensando cuando estos sucedieron? Haz ejercicios para permanecer concentrado(a), en el silencio escucha la naturaleza e intenta aquietar los pensamientos, visualiza un objeto – puede ser una vela – o repite una frase o palabra, las cuales pueden ser: “Soy uno con Dios”, “OM” o “Amen”.
Los pensamientos han creado lo que observas a tu alrededor. Hay pensamientos que residen en nuestro subconsciente y crearon muchos de los acontecimientos actuales. ¿Eres capaz de tomar conciencia de ellos y transformarlos para crear una experiencia completamente diferente?
Todo empieza con pequeños pasos, a veces tan sutiles que no los vemos; “sembrando” nuevos pensamientos. Te regalo dos de mis preferidos: “Mi vida esta en orden, fluye en armonía y abundancia”, “Mi cuerpo tiene la inteligencia para curarse, elijo perdonar y vivir en el presente para atraer mejores experiencias a mi vida”.
Autor: Dr. Vicente Ramirez G.
Sitio: http://www.medicinacuerpomente.com/
El poder de un pensamiento es tenaz, una semilla puede crecer tan grande como un roble o expandirse ampliamente como el cultivo del maíz. La semilla crece mejor en terreno abonado, de lo contrario, podemos correr el riesgo de estropearla y no tener los frutos deseados. Así como el agua irriga la raíz, hazlo tú con emociones armoniosas que refresquen los buenos propósitos de los pensamientos.
Del mismo modo que un jardinero deposita con fe y esperanza la semilla en medio del surco de la tierra para que germine, nosotros debemos conservar el corazón puro y una mente sana, pues esta es el lugar ideal para cultivar las buenas acciones. Un pensamiento positivo u uno negativo contiene la fuerza que marca la diferencia entre el triunfo o el fracaso. Si quieres obtener frutos dulces o amargos, fíjate bien que tipo de pensamientos rondan tu cabeza. ¡Es increíble el poder contenido en un solo pensamiento; con ellos podemos transformar el universo¡ Los pensamientos son poderosos, atraen armonía, paz y bienestar a nuestras vidas.
Este es un descubrimiento maravilloso y por consiguiente desde la niñez debes instruir sobre la fuerza que reside en la mente. La serenidad es necesaria para tomar sabias decisiones. Los pensamientos ordenados y bien dirigidos conducen al éxito y a la felicidad.
Cuando llevas a cabo una actividad, permanece atento(a) a tus pensamientos, Evita que se dispersen, concéntrate, domina la mente con la templanza de la voluntad. Cuando sufras tropiezos, accidentes o fracasos, revisa: ¿Qué estabas pensando cuando estos sucedieron? Haz ejercicios para permanecer concentrado(a), en el silencio escucha la naturaleza e intenta aquietar los pensamientos, visualiza un objeto – puede ser una vela – o repite una frase o palabra, las cuales pueden ser: “Soy uno con Dios”, “OM” o “Amen”.
Los pensamientos han creado lo que observas a tu alrededor. Hay pensamientos que residen en nuestro subconsciente y crearon muchos de los acontecimientos actuales. ¿Eres capaz de tomar conciencia de ellos y transformarlos para crear una experiencia completamente diferente?
Todo empieza con pequeños pasos, a veces tan sutiles que no los vemos; “sembrando” nuevos pensamientos. Te regalo dos de mis preferidos: “Mi vida esta en orden, fluye en armonía y abundancia”, “Mi cuerpo tiene la inteligencia para curarse, elijo perdonar y vivir en el presente para atraer mejores experiencias a mi vida”.
Autor: Dr. Vicente Ramirez G.
Sitio: http://www.medicinacuerpomente.com/
